He leído que en las organizaciones más eficaces, las personas pueden realizarse personalmente y, además, sintiéndose ellas mismas, que además aprenden constante y continuamente y que disfrutan con la labor que hacen incluso en aquellas ocasiones en que tienen que superar dificultades. Así, ya he señalado tres características que presentan los componentes de una organización eficaz y que además son estados en los que una persona puede encontrarse. Y ya puestos, ¿qué tal si le damos la vuelta a los argumentos y nos hacemos un propósito… o tres?