Algunas veces recuerdo como, cuando estudiaba, el profesor nos pedía “justifica tu respuesta”, al proponernos algunos ejercicios… Hoy sigo pidiendo a mis alumnos “justifica tu respuesta” cuando en alguno de esos ejercicios deseo que elaboren argumentos acerca del asunto del que estemos tratando.
Y no se por qué arte de pensamiento rumiante esa expresión me venía a la cabeza una y otra vez desde hace unos días: Justifica tu respuesta, justifica tu respuesta… ¿Qué le pasa a mi cerebro? ¿A qué viene tanta insistencia?