Single, pero bien acompañad@

Cada vez son más las personas adultas que conozco que viven solas (también llamadas ‘singles’ sobre todo entre los más jóvenes) y llegan a esta circunstancia por distintos motivos: muchas de estas personas han elegido esa soledad como forma de vida, al margen de que al principio no fuese asumida del todo voluntariamente; otras han tenido que aceptarla aunque no fuera una situación elegida.

Vivir en soledad es una opción, y también tiene sus ventajas. Imagen: Emilio García
Vivir en soledad es una opción, y también tiene sus ventajas. Imagen: Emilio García

En el caso de los primeros, son adultos solteros y/o separados, que se han emancipado de sus padres o cuyas circunstancias les han puesto ante la posibilidad de vivir al margen de sus hijos u otros familiares. Entre los segundos, los que se han visto obligados a aceptar la soledad, se encuentran viudos que perdieron a sus parejas, solteros huérfanos a los que el fallecimiento de sus padres les dejó sin compañeros de convivencia en el hogar o solteros que vivieron con sus padres hasta que un traslado por razones laborales les obligó a vivir solos.

No obstante, un tercer grupo personas que me hace pensar es ese colectivo de personas que comparten vivienda con compañeros o compañeras, pero que no mantienen entre sí, inicialmente, vínculos afectivos ni familiares. Digo que me da que pensar pues no sé si estos “compañeros de piso” se podrían considerar solitarios o si son un aparte en el conjunto de los que viven acompañados. En este momento dejaremos esta disquisición aparcada.

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¿Vivir sólo tiene que ser sinónimo de tristeza o aburrimiento? Primer tópico a destruir… Imagen: Emilio García

Como cita El Mundo en su artículo «Cada vez más solos«, a propósito del reciente Informe del INE (Instituto Nacional de Estadística) sobre su «Encuesta Continua de Hogares«, cada vez son más “los hogares compuestos por una sola persona”. A muchos de nosotros este dato puede hacernos pensar que ésta puede ser una situación triste y para lamentarse; quizás muchas personas se sientan así y huyan de esa soledad indeseada y que puede ser vista como la causante de miedos irracionales que, no obstante, asustan y minan la autoestima y la confianza en uno mismo.

Hoy, desde aquí, quiero reunir los factores positivos que muchas de las personas que conozco están logrando ver en la experiencia de vivir solas. Las cinco conclusiones que os pueden ayudar son estas:

1. Aceptar la circunstancia de vivir solo es el principal factor para poder acceder a las ventajas de esta experiencia. Tanto si es una circunstancia elegida o no, es fundamental aceptar para poder vivir de modo positivo el presente y ver con optimismo e ilusión el futuro.

2. Vivir solo es una oportunidad para el encuentro con uno mismo. He aprendido recientemente en el artículo «Por qué las mentes más brillantes necesitan soledad» del El País que Catón el joven dijo alguna vez que “…nunca está nadie más activo que cuando no hace nada, nunca está menos solo que cuando está consigo mismo”. Así pues, estar o vivir solo es simplemente un encuentro con uno mismo, una oportunidad el diálogo con uno mismo. Digo habitualmente que el silencio es el contexto más adecuado para oír nuestra propia voz, interior o exterior.

3. Una magnífica oportunidad para disponer de momentos para la creatividad. En soledad aparece la inspiración y los contenidos que forman parte de lo aprendido, se reorganizan y surgen formulaciones novedosas. Soluciones a problemas, invención de caminos alternativos, procedimientos diferentes a los habituales, creación artística, prácticas inusuales. Todo ello tiene cabida en un espacio y en unos momentos en los que la soledad nos pone a salvo de la crítica social. Practiquemos pues la experiencia de estar a solas, aunque no vivamos a solas.

Single
Sólo estando a solas podemos aprender partes de nuestra propia persona que es imposible aprender en compañía

Los educadores debemos enseñar a los niños a trabajar juntos y a trabajar solos; los adultos debemos procurarnos experiencias de trabajo y vivencias en grupo, así como experiencias de trabajo y relación a solas.

4. El mandato filosófico de “conócete a ti mismo” sólo está completo cuando uno acepta que la soledad es una de las experiencias de la vida que nos van a proporcionar ese conocimiento de nosotros mismos. Tenemos que darnos la oportunidad de estar a solas para así, aprender partes de nuestra propia persona que es imposible aprender en compañía.

5. Como en tantos otros ámbitos de la vida, la experiencia de la soledad puede ser para nosotros grata o ingrata dependiendo del color emocional con el que nos la pintemos a nosotros mismos. Como la capacidad de elegir ese color la tenemos en la mayoría de los casos hagamos la opciones adecuada, seamos positivos y disfrutemos de esa alternativa que la vida nos ofrece.

[Imágenes extraídas de Creative Commons Images]