¿Mala suerte o buena suerte? Tú decides…

Foto de Engin Akyurt en Pexels

Cada día vivimos multitud de oportunidades de decidir cual es la suerte con la que queremos vivir. Tú decides. Yo decido. Decidimos nuestra suerte.

Esta mañana he despertado con una breve y hermosa conversación con un amigo, con Mario… Hace 12 días la ambulancia lo devolvió a su hogar. Allí permanece aislado en una habitación en la que estará al menos 3 días más. Cuando salga será la misma persona aligerada de superficialidades y crecida en valores.

La conversación ha sido breve e intensa. Tras darle los buenos días le pregunté por su estado.

– Un poco mejor cada día. Gracias por preocuparte.

– Claro que me preocupo. ¿Cómo lo llevas? – continué interesándome.

– Lo llevo bien… es como si hubiera hecho una parada en el camino y me vienen reflexiones de lo que hacía antes y lo que ahora quiero hacer.

Eso me dijo… Me sorprendió esa respuesta. Es una respuesta que despliega una maravillosa actitud ante la vida.

Foto de Anna Shvets en Pexels

– ¿Mala suerte o buena suerte?– su siguiente intervención fue esta pregunta… Aun no había terminado de digerir su comentario anterior y me pregunta esto…

Eso depende de ti – alcance a hilar a modo de respuesta.

Pienso que la vida nos ofrece este tipo de oportunidades cada día muchísimas veces. La gran oportunidad cotidiana de decidir si lo que vivimos es una experiencia de buena o de mala suerte.

Mario responde a mi pregunta y a la suya argumentando desde su opción optimista:

– En este caso mío creo que ha sido buena suerte. Estoy reforzando valores que los tenía a mitad de máquinas.

Es toda una lección de vida, de psicología y de manera de afrontar la adversidad. Admiro ese carácter y esta forma de ser…

Observad como terminó esta conversación el propio Mario:

– Cuando estaba en el hospital la opción era mala suerte. Cuando he llegado a casa la opción es la buena suerte.

Cada día vivimos multitud de momentos en que decidimos nuestra suerte. Todos tenemos el poder de decidir el tono, la perspectiva con la que queremos vivir cada experiencia vital. Mi admiración y mi agradecimiento a todas las personas que, como Mario, nos dan lecciones de optimismo, de vitalidad y de afrontamiento positivo. Mi abrazo agradecido.