Reducir la ansiedad es fácil, en tres pasos

En ocasiones recibo llamadas o mensajes en el teléfono móvil requiriendo mi ayuda para controlar estados de nerviosismo o ansiedad que podemos calificar de leves o moderados, pero que incomodan muchísimo a la persona. Muchas veces estos estados se superan positivamente con prácticas muy sencillas que pueden constituir nuestro botiquín para emergencias del estado de ánimo en diferentes situaciones, lugares o momentos.stamp-114438_640

Muchas veces, por ejemplo, simplemente la voz a través del teléfono calma significativamente a la persona, pero nuestro objetivo es conseguir fácilmente la serenidad y por nuestros propios medios, con recursos que todos tenemos muy a mano. Pero ¡ojo!, en todo momento hablo de situaciones de ansiedad leve o moderada.

CONTROLAR LA RESPIRACIÓN

Uno de los métodos más potentes para reducir la ansiedad y controlar del estado de ánimo. La ansiedad altera nuestra respiración, y por tanto, las constantes vitales y sensaciones que la acompañan de las que en muchas ocasiones no somos conscientes. Por tanto, controlar la respiración, nos ayudará a mantener las constantes vitales, el estado de ánimo y podremos alcanzar calma y tranquilidad.

Controlar la respiración es fundamental para reducir la ansiedad
Controlar la respiración es fundamental para reducir la ansiedad

Un sencillo método para el control de la respiración es centrar la atención en el proceso respiratorio, hacerlo consciente y bajar el ritmo respiratorio de manera voluntaria aprovechando cada inspiración al máximo. Durante el proceso que voy a explicar debemos adoptar una postura cómoda, levantando levemente los hombros:

  1. Tomamos aire por la nariz mientras contamos mentalmente 1 y 2 segundos. Mientras inspiramos, ponemos una mano en el abdomen, que se hinchará. Con esto conseguimos que el músculo diafragma baje y se haga hueco en los pulmones para el aire que estamos tomando.
  2. Tras tomar aire, lo mantenemos en los pulmones durante 1 segundo.
  3. Colocamos la boca como si fuésemos a apagar una vela y expulsamos el aire al tiempo que contamos mentalmente 4 segundos.

Una vez realizados estos tres pasos volvemos al primero.

Cuando estemos nerviosos o comencemos a vivir una situación de ansiedad, éste sería unos de los aspectos más importantes para la reducción de la misma: respirad de este modo todo el tiempo que nos resulte posible. Notaremos cómo al instante nos sentimos más calmados, más dueños de nuestras constantes vitales y más capaces de continuar con nuestra vida con normalidad.

BEBER AGUA

Otro de los recursos más sencillos es ingerir agua. Una deshidratación leve (de entorno al 2%) apenas afecta a funciones cognitivas de la persona, pero sí al estado de ánimo y a la capacidad de concentración. Si andamos el camino contrario, el consumo de agua puede paliar una deshidratación aunque sea leve y con ello, combatir alteraciones de ese estado de ánimo. Y sí, habéis leído bien, la deshidratación leve afecta al estado de ánimo…

¿Sabías que beber un vaso de agua
¿Sabías que beber un vaso de agua puede mejorar tu estado de ánimo?

Mientras se está produciendo la ingesta de agua, nuestro organismo envía señales nerviosas al cerebro que le indican en el mismo mensaje que no hay amenazas importantes en el entorno, con lo cual, nuestro sistema nervioso, a su vez, reenvía señales a la conciencia y a nivel inconsciente de seguridad y tranquilidad personal, ya que no se están percibiendo amenazas a corto plazo.

Un poco de teoría: Las razones de estos efectos parecen estar en que el impulso nervioso precisa del intercambio de sustancias químicas que necesitan el agua como el soporte en el que se disuelven. Sin la suficiente agua, estas sustancias químicas no se presentan en el estado de disolución adecuado y la transmisión nerviosa se ve afectada.

SONREIR

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Una sonrisa puede ser el paso de la ansiedad a la tranquilidad…

Cuando colocamos un lápiz entre los dientes y lo apretamos con las mandíbulas es un gesto similar al que realizamos cuento reímos. Parece que este mero gesto, que no tiene sentido lógico, puede producir una transmisión de sensaciones nerviosas que nuestro cerebro interpreta como lo hace cuando hay risa. Es decir, a la persona que lo hace le proporciona un efecto emocional similar al de la risa.

Si una persona me llama y está muy angustiada, ésta es de las primeras cosas que suelo pedir que haga. El efecto sorpresa ya contribuye al éxito de la medida, aunque no es simplemente un efecto de distracción. Una vez que la persona mantiene ese lápiz o bolígrafo en su boca ya puedo constatar personalmente que ha disminuido notablemente su nivel de ansiedad y podemos poner en marchar medidas más contundentes y profundas, si se quiere.

Evidentemente, si con la propuesta de respiración, de beber agua y de proponer el ejercicio de la sonrisa o la risa falsa, finalmente conseguimos que la persona dibuje en su rostro una sonrisa verdadera o que ría sinceramente el éxito será más profundo, más rápido y más contundente.

Una última conclusión: Espero que esta tres propuestas sean bien acogidas por su sencillez y efectividad. Querer honestamente suele ser el primer paso hacia poder efectivamente, el camino entre el uno y el otro suele ser el conocer. 

[Imágenes extraídas de Creative Commons Images]