Hoy os planteo una pregunta: ¿Si consiguiéramos ser conscientes de cómo usar nuestra atención no podríamos dirigir con más eficacia nuestro pensamiento, nuestras emociones y, por lo tanto, nuestra conducta?, Así conseguiríamos, recibir y aprovechar mejor las oportunidades o asumir y minimizar circunstancias menos agradables que nos tiene reservada la vida… Justo cuando me lo planteaba internamente surgió una luz, surgió AcAtA, que puede ayudarte en aquello de lo que hablamos, te lo explico…
Para manejar adecuadamente nuestra atención es necesario estar en disposición de tener la concentración necesaria para decidir a qué atender, con qué intensidad atender y disponer de la capacidad necesaria para extraer conclusiones de las observaciones y reflexiones que obtenemos del hecho de atender. Así pues, para atender adecuadamente es necesario acceder a una determinada disposición de ánimo que proporcione el equilibrio necesario. Esta disposición de ánimo se obtiene, según mis conclusiones, de la aceptación de la realidad, de la situación, de las circunstancias.
Así, tras concluir acerca de la importancia de desarrollar una actitud de aceptación y experimentar plenamente el dominio de nuestra capacidad de atención, me quedaba un tercer paso necesario. Para que aceptación y atención fuesen un camino que tuviesen una conclusión necesaria hacía falta un último paso, la actuación. Resumimos: Tras desarrollar la suficiente atención a un tema, materia, objeto o circunstancias, una fórmula que nos oriente acerca del modo de atender debe conducirnos necesariamente a hacer algo, a actuar de un modo determinado.
Lo que os quiero transmitir en estas líneas es que disponemos de una fórmula sencilla y práctica de afrontar una gran diversidad de circunstancias que la vida nos puede plantear. Para recordar esta fórmula he decidido nombrarla con un acrónimo. Esta fórmula es la fórmula AcAtA: Acepta, Atiende y Actúa. Cada uno de esto conceptos cumple su función y deben conocerse bien y practicarse a menudo para que dispongamos de suficiente eficacia.
Así pues, la fórmula que durante tanto tiempo venía buscando esta ultimada. Se trata de un procedimiento de tres pasos que si seguimos adecuadamente nos conducirán a la búsqueda de soluciones, en la toma de decisiones, en la creación de opciones y en alternativas de actuación. Esta fórmula consta de tres momentos ordenados lógicamente:
El primero. Aceptación> Ante cualquier circunstancia de la vida cada uno de nosotros ha de ser consciente de en qué situación está y debe aceptarla. El diccionario nos dice que aceptar es recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga. Aceptar implica saber con el máximo nivel de detalle las condiciones en las que nos encontramos respecto de la realidad circunstancial en la que estamos.
El segundo. Atención>La atención es para el diccionario la acción de tener en cuenta o en consideración algo. Desde el punto de vista psicológico la atención es, por una parte, actúa como filtro de la percepción a los estímulos ambientales, decidiendo cuáles son los más relevantes y dándoles prioridad por medio de la concentración de la actividad psíquica sobre el objetivo, para que esos sean los que se procesen preferentemente de manera consciente. Por otra parte, es también atención el mecanismo que controla y regula procesos cognitivos como el aprendizaje por condicionamiento o como el razonamiento complejo.
[¡Ojo! Disponemos de nuestra atención en multitud de ocasiones de modo inconsciente]
El tercero. Actuación> Una vez que mediante el uso consciente de la atención hemos establecido el curso de acción que queremos, que debemos, que deseamos llevar a cabo, hay que llevarlo a cabo. Quizás, tras nuestras reflexiones lo que hayamos comprendido es que hay varios cursos de acción posibles. En tal caso se trata de decidir cuál de ellos es el que más nos conviene, el que más deseamos o el que debemos poner en práctica. En cualquier caso, muchas personas lo que hacen es sentirse paralizadas ante los riesgos de actuar, ante las consecuencias del hacer o dejar de hacer. Lo que recomiendo en mi método es evaluar estos riesgos y afrontarlos. De nada serviría aceptar, haber atendido a las diversas posibilidades y después de todo el proceso quedar inmóvil, paralizado o pasivo.
Creo sinceramente que, tras muchos esfuerzos de selección de procedimientos y estudio de diversidad de opciones, he logrado sintetizar en un procedimiento eficaz múltiples posibilidades para afrontar, conocer y actuar sobre nuestra realidad y ante las dificultades y oportunidades que la vida nos brinda. ACATA es una fórmula eficaz, sencilla y a la vez llena de complejidad que si entrenamos suficientemente, nos servirá como guía comportamental en multitud de circunstancias a lo largo de diversas etapas de nuestra vida. Con la práctica nos iremos haciendo conscientes de que podemos hacer nuestra esta fórmula y perfeccionar sus usos y aplicaciones.
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