Cuidar el entorno de una relación o encuentro

[Antes de nada, permitidme recordaros que este artículo está relacionado con el anterior, al que accedes desde aquí.]

Estoy aquí, en el entorno en que me desenvuelvo ahora (vale cualquier lugar)… A mi alrededor hay música, ruido de personas que conversan despreocupadas de mi presencia, con una buena temperatura, una postura cómoda al estar sentado, una determinada luz que incide en la pantalla del ordenador…

Un ambiente propicio y agradable facilitará los encuentros

En los diferentes encuentros es importante cuidar el entorno en el que se desenvuelven puesto que las condicionan, las afectan y modifican. Muchas veces las cosas pueden suceder o no entre unas personas y otras gracias a que la relación se vive en un determinado entorno; en otros casos, lo que podría suceder deja de ocurrir porque en ese lugar no es posible que suceda eso y por tanto sucede otra cosa.

Así pues, lo principal, como suelo argumentar, es tomar conciencia de que efectivamente el lugar nos condiciona y podemos intervenir en el diseño que damos al lugar para así diseñar parte de las experiencias que vamos a vivir en una relación.

Intervenir un espacio nos ayuda a diseñar el tipo de encuentro

Cuando una relación o encuentro entre personas va a suceder, debemos considerar dónde va a tener lugar y cómo ese entorno ayudará con respecto a los propósitos de los participantes. ¿Habrá ruido que interfiera en las conversaciones?, ¿aparecerán y desaparecerán estímulos alrededor que nos distraigan?, ¿los olores favorecerán o entorpecerán?, ¿se comerá o beberá a lo largo del encuentro?

 

Algunas consideraciones relevantes:

Los entornos más íntimos favorecen el ser uno mismo. Veamos: Cuando nos encontramos en la intimidad del hogar podemos ser nosotros mismos más que cuando estamos en público. Aunque también en estos entornos a veces dejamos de imponer control a nuestras propias emociones y esto, no siempre es lo deseado y deseable.

Nuestras reacciones serán más cuidadas en sitios públicos

Los espacios públicos favorecen el control emocional. Estar en una cafetería o paseando por una calle mínimamente concurrida, hace que el control sobre nuestras reacciones sea superior y, por tanto, tomemos mayor conciencia de cómo vamos a dejar que fluyan o dejen de fluir nuestras emociones. A menor flujo emocional, en general, mayor flujo racional.

• Las bebidas o comidas facilitan que nos relajemos. Normalmente, consumir alimentos es algo que hacemos en momentos en los que nos encontramos relajados. Si damos la vuelta al argumento, cuando necesitemos relajar nuestro estado de ánimo, pongamos algo de hidratación y alimento y nuestro ánimo se abrirá y nos sentiremos más relajados. ¡Ojo! Con la hidratación: No se trata de beber alcohol, que hidrata, pero aporta una distorsión emocional diferente, que es la desinhibición y/o la depresión de la alerta perceptiva y cognitiva.

• El control de la temperatura. El frío producirá en las personas presentes tensión muscular y por tanto, reacciones impulsivas. El calor, por contra, provocará somnolencia, apatía y cansancio.

• Los olores intensos y penetrantes distraen. Los aromas ‘acariciadores’ facilitan la relajación y acercamiento emocional.

El predominio de colores en un espacio favorece diferentes climas, como el verde genera armonía

• Los colores. En general tengamos en cuenta que los rojos nos llevan a un estado de excitación que puede invitar a la agresividad. Pensemos que el azul es el color facilitador de un clima intelectual, proporciona paz, calma, sosiego mental y también solemos asociarlo con tristeza y con frialdad emocional. Los verdes promueven equilibrio, armonía, aunque también llevan al aburrimiento. El amarillo nos va a hacer sentir alegres y optimistas, lo asociamos a emociones positivas, además es un captador de atención, ayuda a activarnos y nos hacer sentir más intensamente nuestras capacidades productivas. El morado es un color que asociamos con espiritualidad, nos invita a la reflexión, a la autenticidad, a la introspección e introversión.

• La luz tenue e indirecta nos va a ayudar a crea un clima de intimidad facilitador de cercanía emocional. La iluminación potente y directa promueve la actividad, la distancia emocional para centrarnos en la obtención de un producto o conclusión.

• Consideremos que un lugar cerrado puedo ayudarnos a estar más concentrados y un lugar abierto a expandir nuestra mente por el efecto de la relajación que en nosotros produce esa apertura ambiental.

En cualquier caso, ninguno de los aspectos abordados, por sí solo es determinante, pero disponerlos en determinada medida nos va a ayudar y facilitar el logro de los propósitos de nuestras relaciones y encuentros personales, profesionales, laborales, sociales. Seamos conscientes y hagamos aquello que estimemos más oportuno en cada ocasión.

[Imágenes extraídas de Creative Commons Images]