A menudo nos encontramos en situaciones en las que nos asaltan pensamientos que sabemos con certeza que no nos hacen bien, que nos dañan. Esos pensamientos muchas veces se disparan en la mente como consecuencia de estímulos externos, de conversaciones que tenemos con otras personas o de recuerdos que evocamos. Sea del modo que sea, lo cierto es que estos pensamientos se disparan solos escapando a nuestro control y condicionando nuestras emociones y, finalmente, nuestro comportamiento.
La propuesta que os traigo os va a ayudar a conocer esos pensamientos y a controlar su presencia en nuestra vida mental. Hacerlo es sencillo y simplemente supone seguir mis instrucciones. Repetirlo con intención de entrenarlo diariamente nos aportará un control mental que nos proporcionará capacidad para prevenir crisis y para salir de estados difíciles.
Mi propuesta de hoy consiste en someter a nuestros pensamientos a un proceso de selección consistente en aceptarlos o rechazarlos. Hagamos pues dos movimientos acerca de la atención que vamos a prestar a los pensamientos que aparecen en nuestra conciencia:
– Movimiento UNO. Reconocemos pensamientos en nuestra mente que provocan en nosotros un efecto positivo o que tienen una utilidad para nuestro funcionamiento vital y distinguimos estos pensamientos de otros que despiertan en nosotros emociones negativas o que simplemente nos desconcentran y entorpecen nuestros propósitos o el curso de acción de lo que estemos haciendo.
– Movimiento DOS. Una vez que distinguidos, cuando aparece un pensamiento positivo o útil lo aceptamos y atendemos preferentemente; y cuando nos aparece un pensamiento negativo, inútil o que nos distrae, lo que hacemos es aceptarlo, tomar conciencia de que esta ahí y decidir conscientemente que no vamos a prestarle atención y orientar el foco de nuestra atención mental a pensamientos útiles, positivos y que nos llenen de energía para hacer algo, que nos marquen un curso de acción definido o que nos hagan sentir bien.
Para hacer este ejercicio propongo que sigamos los siguientes tres pasos:
1º.- Buscando un lugar y un momento para la calma, respiramos pausadamente durante al menos unos cinco minutos. Esto conseguirá que entremos en un estado de mayor autocontrol personal y conciencia más plena.
2º.- Ahora podemos dejar fluir nuestra mente por los pensamientos y practicar los movimientos UNO (Reconocimiento y distinción de pensamientos positivos o negativos) y DOS (aceptar los pensamientos y atender sólo a los que nos son útiles o positivos, dejando de atender al resto).
3º.- Finalmente podemos crear pensamientos nuevos y potenciadores de sentimiento de seguridad en nosotros mismos, de autoestima, de calma… Estos pensamientos con los que nos podemos sentir mejor pueden ser del tipo: soy una persona valiosa porque he hecho esto y puedo volver a hacer cosas similares; soy una persona fuerte porque fui fuerte cuando sucedió; soy inteligente puesto que aquella vez actué pensando lo que hacía y considerando bien los distintos aspectos de aquella realidad. Para que los pensamientos que construimos sean verdaderamente útiles y tengan potencian deber ir ligados a experiencias vividas y que nos hicieron sentir seguros, fuertes, plenos, útiles, realizados, grandes, generosos, etc.
Son sólo tres pasos y sencillos de practicar. Se trata de entrenar nuestra mente siguiendo un proceso lógico y observando los efectos que causan en nosotros. Es importante que en todo momento SINTAMOS lo que experimentamos. Pongo en mayúsculas la palabra sentir puesto que es la clave. Nos
ganamos el control de nuestro mundo racional por la vía de conocer emocionalmente lo que aporta a nuestra experiencia psicológica y mental.